Nací el 11 de agosto de 1967. y crecí y viví en San Sebastián. Hasta donde recuerdo, siempre he estado interesado por el espiritualismo y por el mundo paranormal en general.


Comencé conscientemente a investigar después de tener unas premoniciones sobre un accidente aéreo. Desgraciadamente a la semana tuvo lugar el accidente. Este hecho hizo plantearme muchas preguntas para las que no tenía respuestas. ¿Por qué sabía que iba a pasar algo? ¿De dónde llegaba esa información? Y sobretodo ¿De qué valía tener información de que iba a ocurrir algo si no podías hacer nada por evitarlo?. Era muy desolador tener la certeza de que algo iba a ocurrir y no poder evitarlo. Seguí investigando y entonces llegó a mis manos una baraja de Tarot. Por primera vez vi una forma de canalizar esta percepción. Durante años he utilizado las cartas del Tarot como forma de canalizar la información.

Mientras tanto crecí como cualquier joven, siempre interesado en todo lo espiritual y esotérico. Comencé a trabajar a los veinte años, primero como profesor de inglés y más adelante en el departamento de compras de una empresa de San Sebastián, donde permanecí hasta el año 1993.

Pero dentro de mí existía un gran vacío. Llevaba años en el mundo paranormal, pero parecía como si me faltara algo. Todo lo que conocía no me llenaba. Ese año 1993 contacté con distintas tradiciones, norteamericanas, andina, mexicanas, hindú y viajé por primera vez a Perú y México. Las tradiciones indígenas me enseñaron que vivimos en un mundo vivo, que los árboles, las montañas, el viento, la Tierra, el Universo entero son seres vivos con los que puedes comunicarte. De repente veía el mundo con otros ojos. Esto me animó, pero aún y todo seguía sin tener claro que era lo que quería en mi vida.

 Dejé mi trabajo y me fui a vivir a México, país que he visitado en distintas ocasiones.

1995 supuso un gran cambio en mi vida. En el mes de junio conocí a Joyce Morgan en su Centro Serendipity de Málaga. Desde el primer día sentí una gran admiración por su trabajo y decidí, con su permiso por supuesto, quedarme con Joyce y Tom en su Centro. Mi primera colaboración allí fue como traductor, ya que Joyce y Tom apenas hablaban español, por lo que la visita de españoles al Centro se incrementó notablemente. Compartí con Joyce todas mis experiencias en el mundo esotérico y espiritual y lo primero que Joyce me dijo era que no necesitaba utilizar las cartas del Tarot para poder transmitir mensajes, que podía hacerlo directamente. ¿Pero cómo? pensaba yo. La ocasión llegó en el mes de agosto durante el congreso de esoterismo que se celebró en Marbella y al que asistimos. Mientras traducía a Joyce, empecé a visualizar imágenes y mensajes dirigidos a las personas que estaban pasando consulta con Joyce en ese momento. Mi sorpresa y alegría fue mayúscula cuando pude comprobar que estas personas confirmaban los mensajes que yo recibía. Joyce tenía razón, podía recibir mensajes directamente. Volvía a tener una nueva visión del mundo. Ya no solamente podíamos contactar con los seres de la naturaleza. También podíamos ponernos en contacto con nuestros guías espirituales y recibir toda su ayuda y amor.

El trabajo de Joyce y de Tom me pareció tan impresionante que pensé que más gente debía conocerlo, por lo que comencé a escribir un libro, donde se explicara todo esto. El libro "Joyce Morgan, El Milagro de los Rostros" se editó en diciembre de ese mismo año. Yo trabajaba ya junto a Joyce como su traductor y transmitiendo mensajes.

Mi espíritu inquieto hizo que siguiera viajando por el mundo. Todos los años pasaba una temporada en Serendipity, colaborando con Joyce, viajando con ella a distintas ciudades y congresos.

En 1999 se cerró el Centro Serendipity. Tom había fallecido en 1997 y la salud de Joyce empeoraba. Una de sus hijas le propuso retirarse e irse a vivir con ella a Gales, pero no quiso pues quería seguir trabajando. Así seguimos hasta octubre del año pasado (2000), cuando acompañé a Joyce a Gales. Allí fue la última vez que la vi, aunque seguíamos en contacto continuamente. Yo continué, volviendo a mi vida laboral.

El 5 de mayo del 2001, Gillian la hija mayor de Joyce me llamó para comunicarme el fallecimiento de Joyce ese mismo día.

El 24 de junio, un grupo de amigos de Joyce nos juntamos en un lugar cercano al Centro Serendipity en Málaga para rendirle un pequeño homenaje. Fue algo sencillo, bonito, junto al río, donde todos los presentes pudimos sentir la presencia tanto de Tom como de Joyce junto a nosotros.

Un día aproximadamente tres semanas después del fallecimiento de Joyce, sentí su presencia una vez más. Esto no era nada extraño, lo increíble era el mensaje que me transmitía. Joyce me pedía que tomara el testigo de su trabajo y siguiera con su labor de hacer los retratos de los guías espirituales.

Mi estupor fue completo ya que nunca he sabido dibujar, ¿Cómo iba a ser capaz de hacer los retratos si no sabía dibujar?. Joyce insistía, así que decidí coger un lápiz y empezar a dibujar. Los primeros resultados confirmaban mis dudas. No sabía dibujar.

A estas alturas, otras personas me llamaban para darme la misma información que yo ya había recibido. Tras una semana de infructuosos intentos, las caras comenzaban a tomar forma. Varias personas pudieron incluso reconocer a sus familiares fallecidos en los primeros dibujos que realicé en la reunión-homenaje del 24 de junio en Málaga.

La prueba de fuego fue el Salón de Esoterismo de San Sebastián, celebrado el pasado mes de agosto. En un principio acudimos al congreso para dar una conferencia sobre la vida de Joyce, pero decidí seguir los pasos de Joyce y comencé a dibujar. El resultado fue superior a todas mis expectativas.

Desde estas líneas deseo agradecer a todas las personas que me han animado y apoyado para que siga adelante con la confianza de que Joyce me apoya y me guía en esta labor.

Joyce, a ti ¿qué te puedo decir?. No tengo palabras para expresarte mi gratitud por confiar en mí, por permitirme continuar con tu labor. Es todo un honor para mí y te aseguro que mi compromiso para seguir adelante con Serendipity es total y absoluto.

Gracias a todos por vuestro apoyo y gracias especialmente a ti, Joyce, sé que me escuchas desde donde te encuentras.